Amigas y Amigos Durcaleros, seguimos con el primer capítulo de la vida de Rocio contada por ella cuando tenía apenas 18 años. Ya vamos por la Cuarta entrega no dejen de leer las anteriores para no perderse...
“No recuerdo mi primer cumpleaños ya que lo normal es tener solo un año a esa edad y otro tanto me sucede con el día de mi santo. Pero sí recuerdo muy bien el día que hice la Primera Comunión. Jacinto y yo comulgamos juntos y mi padre le regaló a él unos patines y a mí una bicicleta. ¡Si me hubierais visto pedalear por ahí, con el vestido blanco recogido sobre las rodillas! Acabé el día con las piernas llenas de cardenales, un buen chichón y el vestido roto y manchado de aceite. Pero, a pesa de ello no creo que jamás lo haya pasado tan bien como aquel día.”
“La Navidad del 1957 fue especialmente alegre para todos. Yo estaba entonces en el Colegio de la Virgen de la Paloma donde se habían hecho una serie de apuntaciones para el 2gordo” de Navidad, en beneficio de un asilo madrileño. Eran de a peseta y nos dieron los tacos para que los vendiéramos en casa o entre los amigos. Yo me quedé con tres tacos y después de muchos esfuerzos pude vender dos. Cuando llegó el momento de entregar la liquidación y devolver el sobrante, me di cuenta de que el tercer taco había desaparecido.
“Cuando al mediodía llegó mi padre a casa hubo que afrontar la tempestad. Con la mejor de mis sonrisas, intente decirle que había perdido el taco y que no tendríamos otro remedio que pagarlo. Pagó el taco y no se volvió a hablar del tema, hasta que Carlos salió blandiendo en la mano un montón de papeles sucios y arrugados. Y por un tris estuvo de tirar los “papeles” por el balcón. Al fin resultó que el taco estaba dentro del paragüero del recibidor….”
Continuara…..
“La Navidad del 1957 fue especialmente alegre para todos. Yo estaba entonces en el Colegio de la Virgen de la Paloma donde se habían hecho una serie de apuntaciones para el 2gordo” de Navidad, en beneficio de un asilo madrileño. Eran de a peseta y nos dieron los tacos para que los vendiéramos en casa o entre los amigos. Yo me quedé con tres tacos y después de muchos esfuerzos pude vender dos. Cuando llegó el momento de entregar la liquidación y devolver el sobrante, me di cuenta de que el tercer taco había desaparecido.
“Cuando al mediodía llegó mi padre a casa hubo que afrontar la tempestad. Con la mejor de mis sonrisas, intente decirle que había perdido el taco y que no tendríamos otro remedio que pagarlo. Pagó el taco y no se volvió a hablar del tema, hasta que Carlos salió blandiendo en la mano un montón de papeles sucios y arrugados. Y por un tris estuvo de tirar los “papeles” por el balcón. Al fin resultó que el taco estaba dentro del paragüero del recibidor….”
Continuara…..
2 comentarios:
Jajajajaja ¡Pobre Rocío! Debía de ser más traviesa de pequeña... Por cierto, me encanta la foto.
¡Un saludo a todos!
me ha encantado!!! menuda elementa debía estar hecha jajajaja...estoy con Fernando, la foto preciosa !!
besos
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